La farmacoterapia suele considerarse un componente fundamental dentro de un enfoque multimodal para el tratamiento del TDAH. Esto se debe a que los medicamentos pueden ofrecer beneficios inmediatos en la reducción de los síntomas y en la mejora de la función cognitiva, proporcionando a las personas con diagnostico de TDAH un alivio rápido de los aspectos más incapacitantes del trastorno. Sin embargo, la farmacoterapia por sí sola puede no ser suficiente para abordar todos los aspectos del TDAH, ya que el trastorno va más allá de la tríada clásica de inatención, hiperactividad e impulsividad. Es importante considerar también las comorbilidades, que son muy frecuentes en quienes padecen TDAH. En estos casos, puede ser necesario prescribir, además del tratamiento específico para el TDAH, otros medicamentos pertenecientes a diferentes categorías farmacológicas, con el fin de tratar las comorbilidades identificadas durante el proceso diagnóstico de TDAH. No obstante, no siempre es imprescindible recurrir a tratamientos adicionales: en algunos casos, la mejora de los síntomas del TDAH y el consiguiente aumento en la calidad de vida pueden llevar a la remisión espontánea de trastornos secundarios que surgieron como respuesta a las dificultades derivadas del trastorno primario. Además, los medicamentos utilizados para tratar el TDAH pueden ejercer un efecto positivo directo sobre ciertas comorbilidades. En cualquier caso, la posible combinación de múltiples tratamientos farmacológicos debe ser cuidadosamente evaluada por un médico especialista, quien valorará los beneficios y riesgos de cada intervención y ajustará el tratamiento a las necesidades específicas del paciente, garantizando así un abordaje terapéutico eficaz y equilibrado.