Existen muchas razones por las que una persona puede sentir miedo o dudar sobre el consumo de fármacos psiquiátricos.
Algunas de las preocupaciones más comunes incluyen el miedo a cambiar por completo la personalidad, como si la droga pudiera transformar al consumidor en una persona diferente, desvinculándolo de su verdadera identidad.
También existe el miedo a desarrollar dependencia, a no poder vivir sin ella o a desarrollar una tolerancia que requiera dosis cada vez mayores.
La sensación de perder el control sobre uno mismo y la propia vida es otro aspecto que puede alimentar estos miedos.
Sin embargo, uno de los miedos más extendidos y persistentes relacionados con el consumo de fármacos psiquiátricos es el aumento de peso.
Muchas personas se niegan a tomar estos fármacos precisamente por temor a subir de peso, que a menudo se describe como uno de los efectos secundarios más comunes, especialmente con algunos tipos de antidepresivos o antipsicóticos.
La idea de subir de peso puede ser aterradora para quienes ya tienen problemas con la imagen corporal, problemas de autoestima o simplemente se preocupan por su bienestar físico.
El miedo a subir de peso puede ser tan fuerte que incluso supera el miedo a un cambio de personalidad o a desarrollar una adicción. Si bien los efectos psicológicos suelen ser invisibles para los demás, subir de peso puede percibirse como obvio y ser juzgado socialmente.
Esto crea un conflicto interno: por un lado, está el deseo de mejorar la salud mental; por otro, el miedo a perder el control sobre el propio cuerpo.
En realidad, no todos los psicofármacos causan necesariamente aumento de peso, y el efecto varía de una persona a otra.
Es importante hablar abiertamente sobre estos miedos con su psiquiatra.
En las siguientes líneas, exploraremos si los psicofármacos pueden causar aumento de peso, y cuáles, y por qué.
¿Qué fármacos psicotrópicos provocan aumento de peso?
Los fármacos psiquiátricos son esenciales para el tratamiento de muchas afecciones de salud mental, pero uno de los efectos secundarios más temidos y debatidos es el aumento de peso.
No todos los pacientes que toman fármacos psiquiátricos aumentan de peso, y no todos los medicamentos causan este efecto, pero es un fenómeno lo suficientemente común como para ser motivo de preocupación para quienes inician el tratamiento.
El aumento de peso relacionado con los fármacos psiquiátricos no se debe necesariamente a una reacción directa del organismo a la sustancia, sino que puede ser el resultado de mecanismos más complejos, como cambios en el apetito, el metabolismo o la conducta alimentaria.
Para comprender mejor esta relación, es útil considerar los diferentes tipos de fármacos psiquiátricos y cómo cada uno puede afectar el peso corporal.
En particular:
- Antidepresivos: Los antidepresivos suelen asociarse con un posible aumento de peso, pero no porque “hagan subir de peso” per se. Uno de los principales mecanismos por los cuales los antidepresivos pueden contribuir al aumento de peso es el aumento del apetito. Medicamentos como los antidepresivos tricíclicos (p. ej., amitriptilina) y los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), como la paroxetina y el citalopram, pueden inducir un aumento de los antojos de comida. Este aumento del apetito no está relacionado con un cambio directo en el metabolismo, sino con un efecto psicológico, en el que el estado de ánimo y la regulación de la serotonina pueden llevar a una persona a comer más. Paradójicamente, el aumento de peso también puede ocurrir en personas con depresión, en la que uno de los síntomas principales puede ser la hiperfagia o el hambre incontrolada. En estos casos, no es el antidepresivo en sí el que causa el aumento de peso, sino la mejora del estado de ánimo que reaviva un apetito que, durante la fase depresiva, estaba reducido o, por el contrario, ya era excesivo debido al trastorno. El aumento de peso, por lo tanto, es el resultado indirecto de una mejora en el bienestar emocional y no un efecto fisiológico directo del fármaco.
- Antipsicóticos: Los antipsicóticos, en particular los de segunda generación (atípicos), como la olanzapina, la clozapina y la quetiapina, se encuentran entre los fármacos que más se sabe que causan un aumento de peso significativo. Estos fármacos afectan principalmente a los neurotransmisores cerebrales, como la serotonina y la dopamina, que regulan el estado de ánimo y el comportamiento, pero también pueden afectar los mecanismos que controlan el apetito y el metabolismo. La olanzapina, en particular, suele asociarse con un aumento de peso marcado, y algunos pacientes llegan a subir varios kilos en tan solo unos meses. Se cree que esto se debe al efecto del fármaco sobre la regulación de la insulina y el metabolismo de las grasas y los carbohidratos. El aumento de peso puede ir acompañado de otros efectos metabólicos, como un mayor riesgo de diabetes tipo 2 e hipertensión. Este efecto secundario es particularmente problemático porque puede tener consecuencias físicas significativas y dificultar la adherencia al tratamiento, por lo que muchos pacientes interrumpen el tratamiento para evitar subir de peso.
- Ansiolíticos: Los ansiolíticos e hipnóticos, como las benzodiazepinas (p. ej., diazepam, clonazepam), no suelen asociarse con un aumento de peso directo como otros fármacos psiquiátricos, pero aun así pueden afectar la conducta alimentaria. Dado que estos fármacos actúan sobre el sistema nervioso central, reduciendo la ansiedad y mejorando el sueño, pueden modificar la percepción del hambre o la saciedad. Además, al mejorar el sueño, pueden inducir un cambio en los ritmos biológicos, lo que podría favorecer un aumento de peso indirecto si la persona empieza a consumir más alimentos debido a una mejoría del estado de ánimo o del descanso. Sin embargo, el aumento de peso con ansiolíticos no es tan frecuente ni tan pronunciado como con los antipsicóticos o antidepresivos.
- Litio: El litio, un fármaco estabilizador del estado de ánimo utilizado principalmente en el tratamiento del trastorno bipolar, es otro fármaco psiquiátrico que a menudo se asocia con el aumento de peso. El mecanismo por el cual el litio puede causar este efecto no se comprende del todo, pero se cree que está relacionado con la interferencia con el metabolismo de los carbohidratos, lo que provoca un aumento de la retención de líquidos y del apetito. El litio también puede afectar la función tiroidea, causando hipotiroidismo, que a su vez puede ralentizar el metabolismo y contribuir al aumento de peso. No todas las personas que toman litio aumentan de peso, y este aumento suele poder controlarse con una dieta equilibrada y un seguimiento médico constante. Sin embargo, para algunas personas, este efecto secundario puede ser difícil de controlar, ya que el litio puede alterar las señales que regulan el hambre y la saciedad, lo que dificulta mantener un peso estable.
- Otros estabilizadores del ánimo: Los estabilizadores del ánimo, como la lamotrigina y el valproato, utilizados en el tratamiento del trastorno bipolar y otros trastornos emocionales, también pueden afectar el peso. Se sabe que el valproato, en particular, aumenta el riesgo de aumento de peso, especialmente en personas que lo toman durante períodos prolongados. Si bien el mecanismo no está del todo claro, podría estar relacionado con cambios en el metabolismo de las grasas y los carbohidratos y un aumento del apetito. La lamotrigina, por otro lado, presenta un perfil de efectos secundarios más favorable en términos de peso, con un menor riesgo de aumento de peso que otros estabilizadores del ánimo.
Por lo tanto, entendemos que no es cierto que los fármacos psiquiátricos “hagan subir de peso” directamente, sino que pueden afectar el apetito y, en algunos casos, aumentarlo.
Este aumento del apetito, si no se controla adecuadamente, puede provocar un aumento de peso.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que esto no ocurre en todos los casos ni con todos los medicamentos.
Hay personas que no experimentan cambios de peso, y algunos fármacos psiquiátricos pueden incluso tener el efecto contrario, reduciendo el apetito y, en ocasiones, provocando pérdida de peso.
Saber de antemano que un medicamento podría afectar el apetito o el peso ofrece la oportunidad de tomar medidas preventivas. Uno de los aspectos más importantes a considerar es que este posible efecto secundario puede abordarse y manejarse con un enfoque integral.
Combinar la atención psicológica o psiquiátrica con el apoyo nutricional puede marcar una gran diferencia en el mantenimiento del bienestar general del paciente. La educación nutricional y la adopción de hábitos alimenticios saludables pueden ayudar a prevenir el aumento de peso o reducir su impacto.
Si un paciente comienza un tratamiento que podría provocar un aumento del apetito, ser consciente de este riesgo permite una intervención temprana. Por ejemplo, controlar el peso regularmente, prestar atención al tamaño de las porciones y adoptar una dieta equilibrada pueden ayudar a prevenir un aumento excesivo.
Colaborar con un nutricionista puede ser crucial para desarrollar un plan de alimentación adecuado que tenga en cuenta los cambios físicos y psicológicos que el paciente puede experimentar durante el tratamiento.
El ejercicio, siempre que sea posible, también puede desempeñar un papel importante en el mantenimiento del peso y la mejora del bienestar general.
Además, existen medicamentos alternativos dentro de la misma clase que pueden tener un menor impacto en el apetito y el peso.
Hablar abiertamente sobre estas inquietudes con su psiquiatra puede llevar a opciones de tratamiento más personalizadas que tengan en cuenta las necesidades y preocupaciones específicas del paciente.
Algunos antidepresivos, como la fluoxetina, o estabilizadores del ánimo como la lamotrigina, por ejemplo, tienen un menor riesgo de causar aumento de peso que otros fármacos de la misma clase.
Por lo tanto, es importante disipar el mito de que todos los fármacos psiquiátricos, por naturaleza, “hacen subir de peso”.
Muchos factores contribuyen a posibles cambios de peso, y el aumento del apetito es solo uno de ellos.
Con una planificación preventiva y un enfoque integral que combina tratamiento farmacológico, apoyo psicológico y atención a la salud física y nutricional, es posible abordar eficazmente los posibles efectos secundarios relacionados con el peso, mejorando tanto la salud mental como la física sin sacrificar una por la otra.
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