Las patologías psiquiátricas en general, así como el TDAH, pueden acompañarse o agravarse por numerosas alteraciones metabólicas y/o disfunciones de diversos órganos y sistemas. El internista, en colaboración con especialistas en psiquiatría y neuropsiquiatría, apoya el proceso diagnóstico-terapéutico interviniendo en el manejo de disfunciones orgánicas ya conocidas o identificadas durante el diagnóstico. La medicina general utiliza un enfoque biopsicosocial que busca integrar los datos clínicos e instrumentales con el contexto vital del paciente, para optimizar las intervenciones terapéuticas adaptándolas al máximo a cada individuo.
El TDAH puede asociarse a un estilo de vida alterado. En particular, la nutrición y la relación con la comida pueden verse afectadas, exponiendo a la persona a importantes consecuencias también para la salud física. Por ello, es importante que el abordaje terapéutico de este trastorno incluya la intervención de múltiples figuras, incluyendo al nutricionista, entendido no solo como prescriptor de dietas de adelgazamiento, sino sobre todo como un apoyo para adquirir un estilo de vida adecuado.
